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The following letter was sent on December 11, 1995 by the Executive Committee of the Desert Fishes Council to the Editor of National Geographic Magazine following the October, 1995 publication of the article on Cuatrociénegas.
Dear Editor:
As chairperson of the Desert Fishes Council (DFC), a group of 250 biologists dedicated to providing "for the exchange and transmittal of information on the status, protection, and management of desert fishes and their associated ecosystems", and which has for 3 decades been an active and effective force in promoting conservation of desert aquatic ecosystems in North America, I am transmitting this letter from our Executive Committee in regards to your recent article by George Grall on Cuatro Ciénegas. Many or our members have long conducted research in Cuatro Ciénegas, and last year the DFC entered into a formal agreement with the municipality to consult, or otherwise provide expertise as requested relevant to development of a management plan for the basin. Having this long and continuing relationship with the area, we found ourselves both pleased and dismayed by the article. While the incredible diversity and endemicity of the aquatic and terrestrial biota of this area do indeed make it a very special place, and Grall's excellent photos marvelously convey its real beauty, we now fear for its future more than ever.
Our initial pleasure on seeing the long-awaited article finally in print stemmed from our prior conclusion that properly managed "eco-tourism" could be a viable, and probably desirable, long-term conservation tool for Cuatro Ciénegas. We have on many occasions discussed and even promoted such development with residents and administrators of the local community. We realize that only if the local economy can benefit from the natural ecosystem in which it exists can humans in that economy be reasonably expected to protect it. While your article will clearly feed much-needed currency into the local community, and conceivably will provide the impetus needed to start a local "eco-tourism" economy, we were disappointed that there was not at least a few more sentences emphasizing the extreme fragility of these systems, their already highly endangered status, their immeasurable scientific value, and the urgent need for effective and real protection. Your article will generate a greatly increased visitation by interested, and perhaps well-intentioned, but largely ignorant tourists who could quickly destroy fragile, travertine-based ecosystems which have developed in stable springs undisturbed for millennia. Given the current state of development of the local tourism industry, this new crowd of visitors is highly unlikely to be ushered around the basin by informed local guides who might help minimize impacts and educate visitors. They are more likely to explore alone, taking advantage of the current, mostly unrestricted access, and most unfortunately, using the map published with the story to arrive at some of the formerly rarely visited, remote, and extremely fragile travertine jewels of the system. These are not places for crowds of divers and swimmers, but should more appropriately be managed as hands-off refugia. In fact, preliminary drafts of the management plan propose that some of the sites on your map be managed exactly that way, with prohibition of public visitation, yet your article failed to mention this important fact.
Most assuredly, enforcement capabilities are not yet in place to assure adherence to any management plan and only drafts of such a plan now exist. Despite good intentions of the many local residents and government authorities who we know care deeply about the ecological and evolutionary treasures in their backyard, proper protection requires substantial fiscal investment and infrastructure which have not yet materialized from the current bureaucratic statements, which are thus effectively only statements of intent to protect.
Now that your article has opened the door to increased tourism in Cuatro Ciénegas prior to development of a management plan and appropriate tourism and enforcement infrastructure, we can only keep our fingers crossed and work with local and Mexican authorities to help assure that this extremely valuable area is not destroyed. One does not have to look very far at all from Cuatro Ciénegas, or anywhere in the deserts of the southwestern United States for that matter, to find any of thousands of once similarly unique and valuable desert spring ecosystems that have been destroyed by man in the last century. Cuatro Ciénegas is still largely intact because its water quality is mostly unsuited for agriculture and industry, as Grall points out, and, as a result of the same water quality and unique geology, aquatic habitats are amazingly well hidden on the vast valley floor. Man has, however, found many ways to impact the system already, and we now hope that local, state and federal authorities can rapidly prepare for increased visitation so that tourism does not deal the final blow to "Mexico's Desert Aquarium".
Sincerely,
Dean Hendrickson, Chair, Desert Fishes Council,
and the Executive Committee of the Desert Fishes Council
La siguiente carta fue enviada el 11 de Diciembre de 1995 por el comité ejecutivo del Consejo de Peces del Desierto al editor de la revista National Geographic, en relación a su publicación de Octubre de 1995, en donde aparece el artículo relativo a Cuatro Ciénegas.
Estimado editor;
Como presidente del Consejo de Peces del Desierto (CPD), un grupo de 250 biólogos dedicados a trabajar por "El intercambio y la transmisión de la información sobre el estado, protección y mantenimiento de los peces del desierto y sus ecosistemas asociados", el cual ha permanecido activo por tres décadas y ha sido una fuerza efectiva en la promoción de la conservación de los ecosistemas acuáticos de los desiertos en Norte América, estoy transmitiéndole esta carta de nuestro comité ejecutivo en consideración al reciente artículo por George Grall sobre Cuatro Ciénegas, aparecido en su publicación. Muchos de nuestros miembros han llevado a cabo experimentos en Cuatro Ciénegas por largo tiempo, y el año pasado el CPD llegó a un acuerdo formal con la municipalidad para servir de consultoría, asi como para otorgar asesoría de acuerdo a se requiera, para el desarrollo de un plan para el manejo para la cuenca. Existiendo esta larga y continua relación con el área, nos encontramos tanto encantados como desencantados por el artículo. Mientras la increíble diversidad y endemismo de la fauna y flora, tanto terrestre como acuática, de este área la hacen sin lugar a dudas un lugar muy especial, y las excelentes fotografías de Grall maravillosamente dan testimonio de su belleza real, ahora tememos por su futuro mas que nunca.
Nuestro placer inicial al ver finalmente impreso el tan largamente esperado artículo, derivo de nuestra conclusión inicial de que el "ecoturismo" podría ser una herramienta viable, y probablemente deseable, para la conservación de Cuatro Ciénegas. Hemos discutido en muchas ocasiones y hasta promovido tal desarrollo con los administradores de la comunidad local. Nos damos cuenta de que solo si la economía local se beneficia del ecosistema natural en el cual persiste, se puede razonablemente esperar que los humanos involucrados en esa economía se involucren en su protección. Mientras que su artículo claramente promoverá el ingreso de recursos tan necesarios en la comunidad local, y concebiblemente proveerá el ímpetu necesario para iniciar una economía de "ecoturismo", estamos decepcionados de que no hay al menos unas pocas frases mas enfatizando la extrema fragilidad de estos sistemas, su ya altamente amenazado estado, su inconmensurable valor científico, y la necesidad urgente de su real y efectiva protección. Su artículo generará un incremento de las visitas de turistas interesados, y quizá bien intencionados, pero sin los conocimientos necesarios para preservar el frágil ecosistema que se ha desarrollado en los estables manantiales intocados durante milénios. Dado el actual estado de desarrollo de la industria turística local, esta nueva avalancha de visitantes muy poco probablemente será paseada alrededor de la cuenca por guías informados, quienes pudieran ayudar a minimizar el impacto de las visitas y a educarlas. Los visitantes mas probablemente explorarán solos, aprovechando el actual acceso casi irrestricto a la mayoría de las áreas, y mas desafortunadamente, usando el mapa publicado con el articulo en cuestión, que muestra la forma de llegar a las antes remotas, rara vez visitadas y frágiles joyas travertinas de la zona. Esos no son lugares para grupos de buzos y nadadores, sino que deben de ser manejados mas apropiadamente como refugios sin acceso. En realidad, bocetos preliminares del plan de manejo del valle proponen que algunos de los sitios en su mapa sean manejados precisamente de esta forma, prohibiendo las visitas públicas, un hecho importante que sin embargo su artículo falla en señalar.
Con certeza le digo que la capacidad de vigilancia no existe aún en el lugar para asegurar la adhesión a cualquier plan de manejo, y solo bocetos de tal plan existen hasta el día de hoy. A pesar de las buenas intenciones de muchos residentes locales y autoridades de gobierno a quienes sabemos les importan profundamente los tesoros ecológicos de su valle, la protección adecuada requiere de una inversión fiscal sustancial y de una infraestructura la que aún no se ha materializado de los actuales pronunciamientos burocráticos, los cuales pragmáticamente hasta ahora solo son intenciones de proteger.
Ahora que su artículo ha abierto la puerta al incremento del turismo en Cuatro Ciénegas, antes del desarrollo de un plan de manejo y una infraestructura turística y de vigilancia, no podemos mas que mantener nuestros dedos cruzados y trabajar con las autoridades locales y Mexicanas para asegurar que esta tan valiosa área no sea destruida. No se tiene que mirar muy lejos de Cuatro Ciénegas, o de cualquier lugar de los desiertos del sur-oeste de los Estados Unidos, para encontrarse con uno de los miles de una vez valiosos ecosistemas del desierto, los cuales han sido destruidos por el hombre en el último siglo. Cuatro Ciénegas se encuentra todavía intacto en su mayor parte, a causa de que la composición del agua del valle no es adecuada para la agricultura o la industria, como Grall lo señala, y, como resultado de esta misma composición del agua y geología únicas, los hábitats acuáticos están extraordinariamente bien escondidos en el vasto piso del valle. El hombre a, sin embargo, encontrado ya muchas formas de impactar sobre el sistema, y ahora solo esperamos que las autoridades locales, estatales y federales puedan prepararse rápidamente para el incremento de visitas, evitando así que el turismo le de el tiro de gracia a "El Acuario del desierto de México".
Respetuosamente,
Dean Hendrickson, Presidente, Consejo de Peces del Desierto,
y Comité Ejecutivo del Consejo de Peces del Desierto.
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